Necesito ayuda. No puedo encontrar el camino. Puedo ver pero
me siento ciego. Siento que me golpean como si fuera una batería. Tengo que
seguir. ¿Debo seguir? ¿Debo quedarme parado? Tengo los pies destrozados pero no
puedo caer porque no me podría levantar. Y no me puedo quedar parado porque no
tengo fuerzas. Tengo que destruir una roca por la mitad, o tirarme a nadar con
los ojos cerrados para refrescarme, o sacarme los zapatos y romper con la
formalidad de mi vestimenta. No viene nadie. No tengo expectativas. No sufro de
falsas promesas porque no tengo a nadie a mi lado. Veo un animal que se aleja.
Lo anoto en mi agenda como otro amigo perdido. Empiezo a correr. Me tropiezo.
Beso la tierra. Trago un poco. Escupo pero me quedo arrojado como un saco.
Muevo los brazos para arriba y para abajo repetitivamente. Escucho un ruido
lejano. Como una cerveza cuando es destapada. Sigo tirado. Incluyo a los
pájaros que sobrevuelan en mi nueva lista. Dos paisanos me miran la espalda.
Los saludo y les guiño el ojo con complicidad, hasta que uno de ellos se
transforma en un conocido.
- Boludo, volvé al boliche.
- Ahora voy - le contesto. Ahora voy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario