martes, 25 de septiembre de 2012
La muerte de Freddy
Soy Freddy y no me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedaré dormido. No me quedré drmid. No m quedaé dormido. nO me quedar e ormido. no me queda
miércoles, 19 de septiembre de 2012
El avión del mirón de turno.
No lo hice en muchas oportunidades, pero es cierto que la primera vez que volé en
un avión me enseñó tanto como me perturbó. Fue cuando tuve que hacer ese viaje a
Estados Unidos por motivos laborales. Tenía que encontrarme con un diseñador en
Nueva York para mostrarle unos modelos de prueba y cerrar finalmente el acuerdo
entre las dos marcas. Pero lo del avión fue una experiencia enorme para mí. Y
fue increíble estar sentada en el aíre. Debo confesar que al principio me
ahogué del miedo, cuando despegó me sentí en una montaña rusa tortuosa, de
hecho lloré por dentro, diría.
Era tan estúpida.
De hecho, la azafata me hizo apagar el celular, desconocía que no podía tenerlo prendido en vuelo.
Era tan estúpida.
De hecho, la azafata me hizo apagar el celular, desconocía que no podía tenerlo prendido en vuelo.
A la media hora, aproximadamente, me calmé., fui
al baño, me limpié los ojos, me pinté nuevamente los labios, y afronté el resto
del viaje con otra cara. Estaba sentada al lado de un muchacho que parecía muy
listo, se la pasaba haciendo crucigramas y juegos de ese estilo. Tenía un
flequillo muy terco, y el marco de sus anteojos tenía forma de paralelepípedo. Pensé
en intentar hacer algo de charla ya que me había olvidado de llevarme algún
libro, pero no parecía mucho agradarle tenerme tan cerca. O al menos noté que
me miraba con ojos vagos, como si fuera su madre. Me daba la impresión de que
era muy tímido, pero que sin embargo le gustaba mucho.
Lo más curioso fue lo que me ocurrió luego. Pedí una manta,
me tiré a descansar. Y pensé que nunca iba a poder dormir en una viaje tan largo.
Pero sin embargo, no sólo pude, sino que también tuve un sueño muy extraño, en
el que me encontraba en una linda casa cenando con un hombre y una mujer de
años muchos, y acompañada a mi izquierda por quién se sentaba al lado mío en el
avión. Me acuerdo saber que estaba soñando en el mismo sueño. Lo mencionaba una y otra vez en la mesa, pero por primera vez no lograba reaccionar de golpe. Era como si mi inconsciente
quisiera estar ahí. Él se me reía, me observaba, se robaba los vasos de sus
padres para servirme para tomar, me olía el pelo, se comportaba extraño. Pero
no podía soportar los murmullos de sus padres, jamás entendí una palabra de
todas las que dijeron, porque sólo quería poner Stop de una vez por todas. Él me puso unos
auriculares para que pueda seguir en la mesa sin tener que soportarlos.
Y con coraje, me besó. Y fue un beso erótico, de sorpresa. Y no lo quise
rechazar porque quería que durara el mayor tiempo posible. Era el mejor momento de
todos. Me sentí cumplida, deseada, lograda, orgásmica...
Pero la mano comenzó a temblar, y él simplemente no paraba de besarme. Quería despegarlo pero no podía. Mientras, veía a sus padres riéndose de mí con tintes maléficos. Me asusté mucho. Me sentí observada. Y cuando él se detuvo, lo miré con furia. Le grité cosas terribles, que se tendría que ver en el espejo, que no podía forzarme de tal manera, y que jamás me podría volver a tocar. Se sentó en la silla y me respondió “Nunca te toqué”. Y siguió comiendo, mientras sus padres hicieron lo mismo.
Pero la mano comenzó a temblar, y él simplemente no paraba de besarme. Quería despegarlo pero no podía. Mientras, veía a sus padres riéndose de mí con tintes maléficos. Me asusté mucho. Me sentí observada. Y cuando él se detuvo, lo miré con furia. Le grité cosas terribles, que se tendría que ver en el espejo, que no podía forzarme de tal manera, y que jamás me podría volver a tocar. Se sentó en la silla y me respondió “Nunca te toqué”. Y siguió comiendo, mientras sus padres hicieron lo mismo.
Al despertarme, el avión había llegado a destino y sólo
atiné a acomodarme en el asiento simulando una tranquilidad falsa,
reproduciendo acciones innecesarias. Todas, con tal de no verle la cara. Me
bajé del avión y mi corazón seguía palpitando. Nunca entendí lo que pasó, pero
fue lo más cerca que estuve de una violación. Y este hombre ni me había tocado.
O al menos eso es lo creo.
viernes, 14 de septiembre de 2012
Lo que hablan los hombres en el baño de lo que hablan las mujeres en el baño
Marcos se sacude el pito. Se lo mira como despreciándolo pero sabe que en algún recoveco suyo se muere de ganas de morderlo. Apreta el botón y, hasta que la orina no se fue y el agua vuelva a su lugar correspondiente, no despega la mirada del inodoro. Se da vuelta y ve que en la puerta dice "Puto el que lee", así que saca una lapicera y escribe "Puto serás vos que escribís en una puerta, fracasado" sin darse cuenta que se está insultando a él mismo.
Se cruza con Mario, que está orinando en el mingitorio.
- Che, ese es para los enanos.
- Ya me parecía. Igual está bueno. Te contaba... Viste Laura, la minita de la oficina de arriba?
- Si, la rubia teñida.
- No es teñida. Es ondulada.
- Si, es ondulada y teñida.
- Bue.. siempre tenés que tener razón en todo, no?
- Seguí contándome. ¿Qué onda con la flaquita esa?
- Nada, me tiró los Jonas Gutiérrez en el pasillo.
- ¿Posta? ¿Te miró así tirándote onda o te tiró alguna indirecta?
- Escuchá, escuchá. Me dijo "Andá a fijarte que pasó con la impresora, que se atascó".
- Seguí.
- No, ahí termina.
- ¿Ya está? ¿Esa es la indirecta?
- Para mí está bastante clara.
- Pará... ¿Te guiñó un ojo mientras te lo dijo? ¿Se mordió el dedo? ¿Jugó con el pelo?
- No, no, nada de eso. Me dijo la frase que te digo.
- Ok, ahora yo te pregunto... Vos, en tu casa... ¿El diploma de pelotudo lo tenés en la pared de tu pieza o lo mandaste a enmarcar?
- Callate. Vos porque no sabés nada de minas.
- Cuando venía para el baño, Marina me dijo "Te dejé los informes en el escritorio". La tengo muerta, ¿no?
- No entendés. La impresora está al lado de SU escritorio.
- ¿Me estás diciendo que ella atascó la impresora a propósito para que vos te acerques para allá? Eso es algo que haría un hombre, no una mujer. Y hablando de eso, tenés la pija chica.
- No, para nada, porque.... ¿Qué me dijiste?
- Te miro la entrepierna y es como estar viendo un papel que me dice "Reite".
- Marcos, aguantá un poco, esas cosas no se dicen entre hombres. ¿Qué te pasa? Esas son las cosas que hablan las mujeres en sus baños, no nosotros.
- ¿Y cómo sabés lo que hablan las mujeres en los baños? ¿Entraste alguna vez? ¿Pusiste una grabadora? Yo me las imagino a todas hablando mientras se pintan los labios. Es una fija.
- Para mí deben hablar mierda de nosotros.
- Laura se debe codear con la compañera "Che, el boludo que arregla las maquinas pensó que me lo quería levantar jajaja"
- No me la bajés. Penelope, una ex novia... Vos la conociste.
- ¿La de la nariz grande?
- Sí, por eso la dejé. Bueno, me dijo que las mujeres pueden odiarse entre si, pero el baño las unifica. Ahí son compañeras, se unen para hacer comentarios negativos sobre nosotros.
- ¿Y nosotros qué estamos haciendo, boludo?
- Yo no la estoy bardeando a Laura. Y no me considero alguien patético.
- Te cortaste la ceja como Leo Garcia cuando "Morrisey" fue one hit wonder. No jodamos.
- ¿Por qué siempre me haces acordar de eso?
- Porque lamentablemente no me lo puedo olvidar. Bueno, pará de decir boludeces. Contame, ¿Qué vas a hacer?
- Voy a tirarle algunas indirectas.
- "Laura me gusta el software de tu computadora", "Qué lindo antivirus que instalaste". Si son de ese calibre,...
- No me refería a eso. Quiero saber si tiene novio. Y si no tiene, listo. Es mía.
- ¿Así nomás? O sea... ella te dice que no tiene novio, y vos ya das por sentado que es tuya, así como así.
- Las impresoras son difíciles de atascar.
De una de las puertas sale Laura que al parecer había estado encerrada ahí escuchando toda la conversación. Mira a ambos. Hace un silencio.
- Gracias.
Se retira del baño.
- No entendí que quiso decir. ¿A quién le agradeció?
- No sé. ¿Habrá sido irónico?
- No tengo idea. ¿Qué hago, voy a arreglarle la impresora?
- Que se yo.
- Estoy desorientado. ¿Por qué el "Gracias"?
- No lo vamos a saber nunca. Son mujeres. No podemos entenderlas.
Encaran para la puerta muy confundidos, hasta que Mario lo frena a Marcos.
- Che, no te lavaste.
- Vos tampoco. Ya fue.
- ¿Ellas nos pueden oler el pito de las manos?
Cruzan la puerta.
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