miércoles, 8 de agosto de 2012

Un nuevo compañero.


Soy Julio y quiero contarles a todos los lectores de este blog, que esta es mi primera publicación acá. Conocí a Facundo en una fiesta de disfraces de una amiga en común, hará alrededor de tres años por el barrio de Lugano, y me contó que era comediante, y un día lo fui a ver. De ahí en más guardamos muchos recuerdos juntos, fuimos a jugar a la pelota en más de una ocasión y nos vemos frecuentemente. Ahora con esto de la facultad se dificulta un poco pero nos seguimos ubicando telefónicamente.
El año pasado, mientras estaba dando vueltas con el tema de la publicación de su libro, le gustó algo que escribí en mi facebook y me ofreció hacerme cargo de este blog para revivirlo y darle algo de escritura diferente a quienes suelen entrar y no encuentran nada. Pero no sabía bien cómo utilizar el blogger y quedó un tanto en el camino. Hará unos meses arranqué un curso de informática y me volvió a copar la idea. Sé también que Facu tiene que hacer una publicación semanalmente, pero me dijo que me encargara de hacer lo que quiera en su blog, que él no lo iba a corregir ni nada por el estilo., y como no sé bien por dónde arrancar, les quiero hacer leer algo de lo que leyó él y pareció gustarle para ver que opinan ustedes.

Se llama "El chau", y es un cuento corto.

"Ese goce estético que el sintagma prepara debajo de la mimesis de la irrenunciabilidad no hace más que disimular un frondoso cocktail de enfermedades. Se siente díos sólo por poseer una orientación espacial, se cree amoroso expertiz del unívoco mundo que cruje minuto a minuto a su excruciante entorno. Imperante, trata a su madre como su arnés y a su hermano como un desalmado programa de televisión. Siendo bastante oneroso, se da cuenta que carece de vista. Que ya no puede construir ese mundo repleto de animalejos inexistentes. Se queja hacía al medio aunque esté criticando a las esquinas. "Ya no podré leer La Hojarasca", lamentó en voz alta cuál artífice de la esencia humana. Y se sentó a esperar a que los demás se disculpen, como si sus transcurriles culturales fueran suficientes como para disponerse a aguardar algo que nunca arribaría."

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